Aunque el verano del amor fue hace más de 50 años, una visita a Haight-Ashbury demuestra que su influencia es tan duradera como la legendaria música psicodélica que inspiró, y no solo para el deleite de los turistas que vienen a empaparse de lo que queda del flower power de los años 60.
Los murales celebran a músicos locales de antaño; The Grateful Dead, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jefferson Airplane vivieron y anduvieron por aquí. Las tiendas que venden ponchos tibetanos, cristales, palitos de salvia y bongs todavía persisten.
Pero en estos días, este epicentro del individualismo y el rock and roll de los años 60 seduce a visitantes y lugareños con una rareza de contracultura más contemporánea: una comunidad de pequeños negocios y restaurantes independientes que mantienen vivo y próspero el espíritu bohemio y pacifista de antaño.
Un centro de reunión en esta calle es el Gus’s Community Market, un local de un solo dueño y bien abastecido. Desde 1981, provee a todos de alimentos básicos, productos excelentes, una exquisita selección de vinos y muchos alimentos listos para comer, que hacen realidad todos tus sueños de picnic en el Golden Gate Park. A pocas cuadras hacia el oeste, Haight and Cole Liquors ofrece cócteles esenciales, refrigerios como helado y papas fritas, e incluso limones frescos para las margaritas nocturnas.
A lo largo de siete cuadras, encontrarás una lista de restaurantes informales y económicos para los trotamundos. Prepara una comida con los ingeniosos panecillos y bowls de chirashi de Ginza Sushi & Sake o con los falafels en forma de papas fingerling, el hummus alimonado y las brochetas de Abu Salim Middle Eastern Grill. Prueba las clásicas hamburguesas de Flippin Burger o las opciones sin carne de VeganBurg. Parada 22 ofrece especialidades puertorriqueñas; What the Cluck se especializa en comida callejera de influencia tailandesa y singapurense; en Om Indian Cuisine encontrarás unos currys excelentes e incluso naan sin gluten; y en Street Taco disfrutarás platos clásicos mexicanos en abundancia. Y esto es solo el comienzo.
La variedad de establecimientos aquí es tan diversa como la gente que recorre la calle. Pero todos comparten un hilo conductor: la reverencia por este lugar.
Pork Store Cafe: una muestra de los comienzos bohemios de Haight-Ashbury
Si hay un propietario de restaurante que entiende el espíritu de la calle, ese es Michael Musleh, del negocio independiente más antiguo de Haight Street, el Pork Store Cafe.
Inaugurado por una pareja checa en 1916, hasta los años 50 funcionó como una carnicería, Haight Street Pork Store. El Pork Store Cafe tuvo sus inicios durante el apogeo de la calle como asentamiento bohemio de inmigrantes europeos. En 1983 lo adquirió un inmigrante palestino llamado Nick Musleh, el padre del dueño actual, y lo convirtió en el local favorito para desayunar y almorzar que es hoy en día, con sus letreros de vitrales de más de 100 años de antigüedad, muchos asientos en el mostrador y los famosos burritos de tocino para el desayuno, los panecillos con salsa, el generoso filete de pollo frito y las croquetas de papa extremadamente crocantes.
Michael creció cocinando en el restaurante y disfrutando del ambiente de Haight Street (hoy, es miembro de la junta de Haight Street Fair). Reflexionando sobre la personalidad inquebrantable de Haight, Michael explica: “A la calle no le gusta cambiar. Quiere ser Haight Street. Tiene un carácter especial que nadie le puede quitar”.
Hecha a mano en Haight: Escape From New York Pizza
Otro residente desde hace mucho tiempo es Escape From New York Pizza, un pequeño rincón de mostrador cerca del extremo occidental de Haight Street. Esta pizzería fundada en 1986 y dirigida por los propietarios originales Paul Geffner y Joe Goldmark, además de otros tres socios más, es conocida por sus carteles originales de conciertos de la histórica sala de conciertos independiente The Fillmore, los autógrafos de los rockeros visitantes y la excelente pizza hecha con un compromiso inquebrantable desde su fundación.
“Todavía preparamos nuestras pizzas de la misma manera que lo hacíamos cuando comenzamos”, dice el socio Adam Levin, quien ha ayudado a elaborar las pizzas del restaurante desde 1987. “Nuestro compromiso siempre ha sido preparar la masa todos los días y mantener el producto lo más fresco y artesanal posible. Hemos usado la misma harina durante 30 años, sin verduras precortadas y con la misma base de salsa de tomate. No tenemos máquinas, ni prensa para pizzas. Nuestros cocineros tienen que aprender a lanzar la masa de pizza al aire porque esto le da una sensación más ligera. Cuando tenemos un contratiempo en la cadena de suministro de la harina o el queso, es un problema, porque estamos comprometidos con la coherencia”.
Esta dedicación contribuye en gran medida a que sirvan una porción legendaria. Las pizzas de Escape saben tan deliciosas hoy como hace décadas, cuando los residentes llegaban a comer algo después de ver a Metallica, Duran Duran o los Red Hot Chili Peppers al otro lado de la calle en el club nocturno iBeam. La sala de conciertos está cerrada desde hace mucho tiempo, pero el sabor de la era nostálgica sigue viva aquí con cada bocado.
Un recién llegado con alma vieja: Brioche Bakery & Cafe
Al otro lado de la calle y dos cuadras más abajo en el antiguo espacio de Sparrow Bar and Kitchen, la próxima generación de sabor nostálgico se está incubando en Brioche Bakery & Cafe.
El segundo local del chef Edson García y su esposa Naima Moutaim (el primero está en North Beach) es un bistró francés que encanta a los comensales con huevos benedictinos untados con salsa holandesa de limón, quiches frescos para uno y “Hot Sandwich Boxes” para llevar. Aquí la comida se sirve en un comedor amplio y luminoso o en la terraza clandestina del patio trasero del café, muy valorada por su estilo contemporáneo e informal.
Edson llegó a los Estados Unidos hace 21 años desde El Salvador y, mientras soñaba con abrir su propio local, trabajó en restaurantes de San Francisco como Epic Steak, el antiguo Café des Amis, Blondie's Pizza, entre otros. Naima es de Marruecos y, desde que llegó a EE. UU. hace 23 años, soñaba con tener una panadería. Cuando Edson se topó con el espacio en Haight Street durante la pandemia de Covid, se enamoró de él de inmediato. Pero fue el vecindario lo que lo enganchó. “Había estado enamorado de Haight Street desde hace más de 10 años. Era uno de los sous chefs de Padrecito, cerca de Cole Street (ahora cerrado). Haight tiene valores. La gente siente amor por la comida y amor por casi todo en Haight Street. Puedes verlo en la gente. Aquí se respeta a todos”.
Adam Levin está de acuerdo: “La gente es leal a Haight. Eso no cambió. Siempre ha habido hippies, vagabundos, niños de la calle y niños del puente y el túnel. Todavía nos importa la música, el vecindario y la cultura en la que crecimos. Somos lo que somos y no queremos cambiar”.
Créditos de las fotografías:
Gus’s Community Market por Erin Ng
Cortesía de Escape from New York Pizza
