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Como escritora gastronómica y amante de la comida, tenía determinadas expectativas cuando me convertí en madre. En ese momento, vivía en Brooklyn, uno de los destinos de pizza del mundo. Una noche de pizza, mi esposo, Tony, y yo comenzamos un prolongado debate sobre si teníamos más ganas de Pizza Secret, Sal’s Pizzeria, Public Display of Affection u otra buena opción de la larga lista de indiscutiblemente deliciosas pizzas. Era difícil equivocarse. Cuando se trataba de pizzas, éramos muy exigentes.
Luego, todo cambió. Después de que nació nuestra primera bebé, nos mudamos a una pequeña ciudad de Nueva Jersey. Aún teníamos algunas buenas opciones de pizza, pero la lista es mucho más acotada. Ahora tenemos dos hambrientos y sorprendentemente exigentes amantes de la pizza: Simone tiene casi cuatro años y Julius acaba de cumplir dos. Y, a veces, necesitamos una forma rápida e infalible de alimentar a la familia, lo que ha provocado otro cambio reciente: un aprecio nuevo por las maravillas de la pizza congelada. Si bien en algún momento fui escéptica, ahora soy una adepta a la facilidad y a la calidad de la pizza congelada, y decidí embarcarme en la misión de encontrar la mejor.
Los degustadores
Sin prisa pero sin pausa, los cuatro integrantes de mi familia probamos casi 20 pizzas (¡gracias, familia!). Incluso mi hijo de dos años que siempre está dispuesto a comer pizza rechazó la masa de cartón y el queso de plástico de las marcas que no volveremos a comprar (aunque sí le dimos esas porciones a nuestro perro que estaba feliz debajo de la mesa).
La metodología
Hoy en día, hay muchas variaciones de pizza, como pizzas libre de gluten y masa de coliflor. Para esta degustación, nos inclinamos por lo clásico. A medida que hornéabamos cada pizza (aquí no usamos la freidora de aire), me di cuenta de que la pizza congelada está en su máximo esplendor cuando recién la sacas del horno y está bien caliente (y unos minutos después, un poco más fría, para el paladar de los niños). A medida que pasa el tiempo, estas pizzas pierden su textura crujiente, y se vuelven tristes y pastosas; no son las mejores sobras.
Estas seis pizzas se destacaron entre el montón. Fueron lo suficientemente sustanciosas como para tenerlas en casa para cuando necesitamos algo caliente, con mucho queso y, sí, delicioso.
Los resultados
La mejor opción nostálgica: pizza con queso de Tony's
Mi esposo dijo: “Esta parece la pizza congelada de mi infancia”. No es perfecta; la salsa nos pareció demasiado dulce con un poco de “sabor fuerte artificial” (según sus palabras). Pero nuestros hijos pidieron más. Todos coincidimos en que la masa era agradablemente crujiente y el queso (mozzarella real) se derretía fácilmente, era suave y abundante. Además, es una pizza económica que cuesta menos de $4. La marca existe desde 1960 y aún transmite esa sensación de pizza congelada de la vieja escuela.
La mejor pizza de masa fina: pizza congelada de masa fina amasada a mano de DiGiorno Pizzeria
Mi hija declaró que la masa dorada era “crujiente y deliciosa”. A todos nos encantó su exterior crujiente, que cedía el paso a la cantidad justa de esponjosidad en su interior. Proporcionaba la base ideal para los ingredientes adicionales que no parecía que provenían del congelador: dulces trozos de tomate, albahaca aromatizante y aceite de oliva extravirgen. También nos gustó la combinación de quesos parmesano, romano y asiago.
La mejor salsa: pizza Margherita a la piedra Newman's Own
La salsa de las pizzas congeladas puede ser empalagosamente dulce. Por el contrario, la salsa San Marzano de la pizza Newman's Own era brillante, fresca y con un sabor intenso. Estas pizzas se cocinan a la piedra en Italia; la textura nos pareció un poco menos pesada que algunas otras (recomiendo esta pizza para el almuerzo con muchas hojas verdes y un chorrito de aceite de oliva extravirgen por encima si tienes ganas de comer algo elaborado). Dato adicional: la totalidad de las ganancias se destina a ayudar a los niños de la Fundación Newman's Own, que trabaja en diversos proyectos, como mejorar la nutrición en las escuelas y trabajar en pos de la justicia alimentaria de las comunidades indígenas en los EE. UU.
La elección de los niños: pizza con queso Amy's
Elaborada con tomates orgánicos y queso mozzarella parcialmente descremado, esta es la pizza que Simone y Julius declararon “ganada” (la forma de Simone de decir “ganadora”). Es una pizza clásica que no desanimará a los niños con ninguna problemática manchita de albahaca, etc. Aunque es simple, es deliciosa: suave, equilibrada y sustanciosa. El intenso sabor a tomate de la salsa se destaca. Un detalle: los chicos de Amy’s podrían ser un poco más generosas con el queso.
La mejor experiencia en lo que respecta al queso: pizza al horno de ladrillo con trío de quesos Red Baron
En el extremo más asequible del espectro de las pizzas congeladas, esta opción para todos los gustos se destacó por su queso intenso y viscoso. La mezcla de mozzarella, provolone y parmesano aporta tanto sabor e intensidad como una perfecta sedosidad. Tiene una masa más blanda, que se vuelve preciosamente crujiente en los bordes. También tenía perejil esparcido por arriba, algo que a Simone le pareció negociable y nosotros, los adultos, determinamos como algo casi imperceptible.
Ganadora absoluta: pizza congelada con cinco quesos Rao's
“Esta es, por mucho, la mejor”, dijo Tony. Valoró, en especial, la “masa liviana pero crujiente, que se parece mucho a la recién horneada” de las docenas que probamos. Nos encantó la sabrosa combinación rica en umami de la mozzarella de leche entera, el provolone de leche entera, el fontina, el romano y el parmesano. Esta pizza costó unos dólares más que muchas de las otras opciones, pero se nota la diferencia. De ahora en adelante, voy a tenerlas en el congelador.
CRÉDITO DE LA FOTO:
Fotografía: Natassja Ebert
Estilismo culinario: Mary Rupp
Dirección de arte: Sarah Ceniceros Gómez