Restaurantes

Con Qué Chévere, Mike Petrovich se remonta a sus raíces puertorriqueñas

Difunde el amor por el pernil y el arroz amarillo.

15/9/2022
3 minutos de lectura
Que Chevere

“172 Delancey Street. Apartamento 2D”, recita por teléfono, enfatizando la “D” de la dirección del lugar donde se crio. “En este vecindario, había una cultura diversa como en ningún otro lugar. Originalmente, era una comunidad judía y luego, en las décadas de 1940 y 1950, se produjo una invasión de puertorriqueños, como en ‘Amor sin barreras’. Fue un momento de locos. Me sentaba en la escalera de incendios y me entretenía mirando a las personas pasar”. 

Su padre es oriundo de Cabo Rojo, en el suroeste de Puerto Rico; su madre es nativa de San Juan. Se conocieron y se enamoraron en la ciudad de Nueva York y, a través de la comida, llevaron un poco de su hogar a ese apartamento de Lower East Side. 

“Mi madre era muy buena cocinera”, recuerda Petrovich. “Hacía pollo guisado, que es guiso de pollo y arroz con trocitos de zanahorias y papas. La salsa, el sofrito, era espectacular”. 

Sin embargo, no volvió a esa receta de sofrito hasta años más tarde, después de que sirvió en el Cuerpo de Marines, armó una familia y comenzó a trabajar en la industria de la música. Notó que los platos básicos puertorriqueños que comía cuando era niño en Lower East Side, de a poco, estaban desapareciendo, como el lugar de cuchifritos que vendía pastelillos, bolsitas fritas de yuca rellenas con carne. Le encantaba el pernil que hacía su suegro, Manuel Chévere: hacía pequeños cortes en una paleta de cerdo; frotaba todo el sofrito para que se absorbiera el aroma del ajo, las cebollas y los pimientos; la dejaba que se macere durante toda la noche; y luego la asaba durante ocho horas al día siguiente hasta que “simplemente se deshacía”, recuerda Petrovich. “Nos reuníamos para fiestas solo porque él cocinaba la carne de cerdo”. 

“No cerramos [durante la pandemia]. Mi chef todavía me acompaña. Teníamos algo de dinero del PPP. Tuve suerte”. 

Su esposa le sugirió que abriera su propio restaurante. Al principio, dudaba. 

“Me dijo: ‘Puedes ponerle el nombre de mi padre, Manuel Chévere’. Respondí: ‘Nadie va a ir a un restaurante que se llame Manuel Chévere’”, recuerda entre risas. “Pero sí irán a Qué Chévere. Fui a LegalZoom y lo logré”. 

En 2018, Qué Chévere comenzó como una empresa de catering, principalmente para su empleador, pero él quería que se convirtiera en un negocio más oficial con una tienda física. Terminó en The Market Line, un patio de comidas en Lower East Side, e inauguró el restaurante en noviembre de 2019. 

“Tres meses antes de la COVID”, dice Petrovich. “No cerramos. Mi chef todavía me acompaña. Teníamos algo de dinero del PPP. Tuve suerte”. 

En la actualidad, Qué Chévere sigue creciendo, y con una nueva sucursal en el Distrito Financiero. Petrovich se vale de las recetas de su esposa, su madre y sus suegros, y de la experiencia de su chef, Maro Gjurasic, para que su restaurante logre evocar la zona de Lower East Side en la que creció. Hacen el pernil de la misma manera que lo hacía su suegro y preparan los pastelillos que extrañaba, y también están probando sus propias especialidades. 

“El arroz amarillo se suele cocinar con grasa de cerdo, pero nosotros no hacemos eso. Maro lo hace igual de delicioso sin ella”, dice Petrovich. “Una vez, vi a un hombre sentado con su esposa y mirando al horizonte después de comerlo. Ella dijo: ‘Está volando'. Veo esto todo el tiempo”.