Molly Baz describe cómo surgió su próximo libro de cocina, “More is more”, cuando se corta la llamada por Zoom. Es una buena historia. Es una historia colorida. En ella, cuenta que llega a un restaurante para almorzar y, decepcionada con su comida, busca lo que tiene a su alcance: un limón del Bloody Mary de su esposo, mayonesa de un servidor, sal, pimienta y todo lo que tiene a mano. Está a punto de contarme sobre la magia de la transformación, sobre cómo “más puede ser más” y sobre lo rápido que la alquimia en la cocina puede cambiar la vida cuando, de repente, soy la única persona que habla en un extremo del Zoom.
Si no sabes quién es Molly Baz, ella es, según su propia definición, autora de libros de cocina y chef. Se enfurece un poco con otra definición más amplia, una personalidad de la gastronomía, pero es posible que otras personas la conozcan de esa forma también. Después de trabajar un tiempo para la revista Bon Appétit, Baz se dedicó a escribir un libro de cocina récord en ventas, publicado en medio de la pandemia, “Cook This Book.”
Nuestro problema con Zoom es solo temporal. Baz está de vuelta en un abrir y cerrar de ojos (me dice que su teléfono se sobrecalentó, había atendido la llamada afuera, en el calor de Los Ángeles), y me cuenta cómo corrigió un platillo que había salido mal. Esa fue la inspiración para un siguiente libro sobre cómo cualquier persona con un poco de confianza en la cocina puede deshacerse de las cucharas para medir y la exactitud en favor de la intuición. Su nuevo libro de cocina se apoya en el instinto, y en él se adoptan combinaciones de sabores y se toman riesgos. El aceite de oliva y el vinagre se miden en “chorros” y la sal en “pizcas” grandes. Las recetas incluyen notas al final sobre qué hacer con los condimentos adicionales y cómo combinarlos con otros platillos.
Con una especialidad en historia del arte de la universidad, Baz estudió en el extranjero, en Florencia, donde se descubrió dedicando más tiempo a buscar alimentos y experiencias gastronómicas. “Comí tan bien allá, más que bien”, dice. “Y ahí fue cuando me di cuenta. Algo me hizo clic. Pensé: 'No debería continuar una carrera en historia del arte porque, literalmente, todo lo que hago en mi tiempo libre cuando no estoy en clase es ir al mercado e ir a descubrir un nuevo restaurante y aprender a cocinar con mi abuela anfitriona’”.
En la conversación, Baz suena familiar. Hablar con ella es como hablar con un viejo amigo, lo que puede explicar cómo muchas personas han conectado con ella en las plataformas de redes sociales. Cuenta con más de 700.000 seguidores en Instagram, y su contenido es un estallido de color, alegre y divertido, e incluso un poco subversivo.
Por ejemplo, mira este carrete en el que prepara sus albóndigas verdes condimentadas con arroz encurtido, por ejemplo. Baz, con un delantal verde sin mangas estilo poncho sobre una camisa blanca, dice: “Si le pidieras a la inteligencia artificial que preparara un platillo que sepa a Molly, este sería el platillo que prepararía”. Con la palabra albóndigas flotando de fondo, dice: “No puedes hacer una receta de albóndigas sin hacer múltiples referencias a las albóndigas”. Y luego agrega: “Nos encantan las albóndigas”.
Tal vez te cause gracia, y tal vez te inspire, como a muchas otras personas, sobre todo durante la pandemia, a agarrar un cuchillo y sumarte a la fiesta. “Sentí que la gente me necesitaba más que nunca”, dice Baz sobre el momento específico de cocinar en casa, cenar en casa durante la pandemia. “Me necesitaban no solo porque estaban aburridos un martes por la noche después de trabajar y necesitaban un poco de entretenimiento, sino más que nada porque decían: 'No puedo salir a cenar. Estoy encerrado en casa y necesito saber cómo alimentarme’. Entonces, mi objetivo como maestra, que siempre ha sido el rol con el que más me identifico, fue muy real”.
Fue durante este momento en particular, cuando los fanáticos de Baz la necesitaban, que comenzó a sentir una inspiración creativa. La gente la necesitaba y ella necesitaba de la gente, incluso cuando el mundo a su alrededor era frágil, difícil y complejo.
“Si me veo desde la perspectiva de otra persona, lo que resuena en mí como maestra, capacitadora y personalidad de la cocina es que me identifico como 'una más'”, dice. “Lo mismo ocurre con mi contenido, especialmente, mi voz, la forma en que edito, la forma en que presento las recetas, son lo suficientemente descuidadas como para que se vea verdadero y próximo, y que alguien pueda decir, 'oh, sí, así soy yo en mi cocina; tal vez ella solo tenga algunos consejos y trucos adicionales bajo la manga.’”
Pero el éxito de Baz puede deberse a algo más que unos pocos consejos y trucos. Es efusiva y cálida, encantadora, rápida para lanzar palabrotas y también para elogiar a otros autores de libros de cocina (es fanática del escritor del New York Times y autor de “Korean American”, Eric Kim; dice que sus recetas son “todas geniales y a veces son un poco raras y diferentes y originales, y son perfectas”). Es posible que se haya alejado de la historia del arte en la educación formal, pero su contenido es profundamente visual, impregnado de color, con ambientaciones culinarias vivas que evocan a Gaugin, Matisse, Haring.
También encontró su camino. Pregúntale qué es y Molly Baz te dirá que es, ante todo, autora de libros de cocina. La idea de un tercer libro llegó a la mitad del segundo, y ve un futuro lleno de libros. “Estoy muy emocionada”, dice. “Solo quiero escribir libros por el resto de mi vida”.
CRÉDITO FOTOGRÁFICO: Peden+Munk
