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Bienvenido a Make/Buy/Zhuzh, una serie en la que planeamos una cena con tres componentes: algo que preparas desde cero, algo que compras listo para consumir y algo con lo que complementas para finalizar.
Cociné mi primera cena del Día de Acción de Gracias hace algunos años, y comencé la preparación unas semanas antes; guardé cosas tales como la masa para el pastel y la salsa de arándano rojo en el congelador. La idea era ahorrar tiempo, pero aún así me desperté antes del amanecer el día del evento para encarar más de una docena de platos. Mis esfuerzos dieron lugar a una comida memorable y deliciosa, pero después de que se recolectaron las sobras y se colocó el último plato sucio en el lavaplatos, estaba exhausta.
Me di cuenta de que, aunque pueda sonar cursi, el Día de Acción de Gracias no se trata tanto de la comida en sí, sino de compartir esa comida con familiares y amigos. Y cuando preparas cada plato desde cero, no estás tan presente. Por lo tanto, decidí comprar algunos artículos en la tienda por el bien de mi nivel de estrés y para poder realmente pasar tiempo con las personas en la mesa.
Me dedico a desarrollar recetas, pero la verdad es que existen muchas opciones excelentes para comprar y usar como complemento, lo que te permite priorizar y enfocarte en algunos platos desde cero en lugar de ocuparte de toda la cuestión. Este es mi plan de acción para un Día de Acción de Gracias con poco estrés, pero con comida muy deliciosa.
Prepara
El pavo: es el plato principal del banquete, por lo que vale la pena dedicarle la mayor parte de tu atención. Hay infinidad de maneras de preparar el ave, ya sea que elijas ponerlo en salmuera o cocinarlo en sus jugos, y que prefieras ahumarlo, asarlo o freírlo. Sin embargo, el enfoque más simple aún no me ha fallado (consulta la receta al final).
Tu guarnición favorita: los clásicos como la cazuela de judías verdes y el pudín de maíz siempre son más ricos recién hechos. Cuando se recalientan, pueden volverse pastosos y cocinarse en exceso, y a nadie le gusta una judía verde grisácea. Preparar los platos favoritos tú mismo también te brinda la posibilidad de entregarte a las tradiciones de tu familia, ya sea que se trate de revivir las icónicas batatas de tu tía con malvaviscos quemados o de asar las coles de Bruselas que te hicieron famoso en tu círculo íntimo.
Compra
Puré de papas (instantáneo): no lo critiques hasta que lo hayas probado. A veces llamado hojuelas de papa, para muchos, es un básico de la despensa gracias a su asequibilidad (por lo general, cuesta aproximadamente $3 la caja), estabilidad de almacenamiento y facilidad. El puré de papas instantáneo se elabora con papas deshidratadas y se cocina en minutos y, sin duda, es más suave y cremoso que el puré de papas hecho desde cero. Sin embargo, todas las marcas de puré de papas instantáneo no lo elaboran de la misma manera. Mi favorito: Bob’s Red Mill Potato Flakes. Si bien cuesta un par de dólares más que otras marcas, este tiene el mejor sabor y la mejor textura que he probado, y no contiene aditivos ni sal, por lo que puedes condimentarlo a tu gusto.
Pasteles: aunque hornear un pastel desde cero es nada más y nada menos que un logro culinario, no está mal reservarlo para otra ocasión. Omite el trabajo de hacer la masa y el relleno, hacer el repulgue a la perfección y buscar un preciado lugar en el horno. En cambio, compra uno o dos pasteles en un restaurante o una panadería local. Calienta el pastel de manzana en el horno, y sirve el pastel de calabaza y nuez de pecán a temperatura ambiente. No olvides comprar helado de vainilla o crema batida (¡o delega esa tarea a un invitado!).
Panecillos: hornear pan es un esfuerzo independientemente de lo fácil que prometa ser la receta. Los buenos panecillos de una panadería local o los congelados del mercado (me gustan los Pepperidge Farm Stone Baked Artisan French Rolls) pueden ser realmente deliciosos si se sirven tibios con mucha manteca.
Complementa
Relleno: mi hermana insiste con una caja de relleno Stove Top todos los años porque tiene el sabor de nuestra infancia. Si bien no tiene nada de malo usarlo como viene, nunca he podido no jugar con él. Sigue las instrucciones de ese u otro relleno en caja y agrega cualquier combinación de trozos de salchicha cocida, champiñones salteados, hierbas frescas picadas (como salvia o perejil) y queso parmesano rallado. O bien, agrega un toque dulce mezclándole higos deshidratados picados o manzana salteada en cubos. Para una caja estándar de 6 onzas, usa aproximadamente una taza de ingredientes adicionales.
Salsa de arándano rojo: este condimento del Día de Acción de gracias que no puede faltar, en realidad, es bastante fácil de hacer, pero para ahorrar tiempo, inclínate por la comodidad de una lata. Compra la salsa de arándanos enteros, que es más bien dulce y ácida, y no solo dulce como la salsa tipo gelatina. También es más fácil de adaptar a otros ingredientes. Dale tu propio toque y agrégale la cáscara recién rayada de una naranja, aproximadamente una cucharada de jugo de naranja, uno o dos toques de canela molida y un puñado de nueces tostadas picadas.
Salsa de cocción: de todos los platos necesarios en el Día de Acción de Gracias, la salsa de cocción me parece la más estresante; no porque hacerla sea difícil, sino porque no se puede preparar hasta último momento. Eso es cuando se saca el pavo del horno y los invitados hambrientos se congregan en la cocina, y hacer la salsa parece demasiado. En su lugar, bate un paquete de mezcla para salsa de cocción y agrega aproximadamente dos cucharadas de los jugos de cocción del pavo asado por taza de salsa mientras se calienta. Si a la salsa aún le falta intensidad, agrega hierbas frescas finamente picadas, como tomillo o romero, más un chorrito de salsa de soja o salsa Worcestershire para darle un toque adicional de sabor.
Receta: un simple pavo asado
Ingredientes
1 pavo entero de entre 10 y 12 libras, descongelado si es que está congelado
Aceite de oliva
Sal kosher y pimienta negra recién molida
2 tazas de caldo de pollo con bajo contenido de sodio
Indicaciones
Saca el pavo del refrigerador una hora antes de asarlo y colócalo con la pechuga hacia arriba en la rejilla de una asadera. Precalienta el horno a 450 °F y coloca una bandeja en el tercio inferior del horno (retira las bandejas que haya arriba).
Unta todo el pavo con aceite de oliva y condimenta generosamente con sal kosher y pimienta negra recién molida. Agrega caldo de pollo en la base de la asadera.
Coloca el pavo en el horno y baja la temperatura del horno a 350 °F. Asa durante 13 minutos por libra, aproximadamente de 2 horas y 10 minutos a 2 horas y 35 minutos para un pavo de entre 10 y 12 libras, hasta que un termómetro de lectura instantánea insertado en la parte más gruesa de un muslo llegue a una temperatura de 165 °F.
Retira el pavo del horno, cubre sin apretar formando una carpa y deja descansar durante, al menos, 30 minutos antes de cortar.
CRÉDITO DE LA FOTO:
Fotografía: Paul Quitoriano
Estilismo de la comida: Lena Abraham
Dirección de arte: Sarah Ceniceros Gómez